Bogotá, 31 de octubre ¡En nuestros barrios, ni un desalojo más! Jornadas Cero Desalojos
Mientras en algunos medios de comunicación se dan a conocer casos críticos en torno a la vivienda para los sectores populares, como el pésimo estado de las viviendas “regaladas” por el Gobierno Nacional en Villanueva (Guajira) o los masivos desalojos realizados con apoyo del ESMAD y otras autoridades en Florencia (Caquetá), a lo cual podemos sumar las decenas de desalojos realizados diariamente en Bogotá D.C., en Corferias se adelanta hasta hoy 12 de octubre, el IX GRAN SALÓN INMOBILIARIO.
En “este evento se reúne en un solo lugar a las más representativas constructoras, promotores, inmobiliarios, y urbanizadores nacionales e internacionales”. Según Carolina Espinosa, jefe del proyecto GSI, el “evento es también para profesionales en inversión, dado el buen momento por el que pasa el sector inmobiliario”. ¿Un buen momento? ¿Para quién? La privatización de los servicios públicos; el incremento acelerado de los precios de las viviendas; la corrupción judicial y la brutalidad policial en el desarrollo de los desalojos; la expansión anómala de la edificación urbana; la situación crítica en la que se encuentran los sectores humildes de la población; las expulsiones masivas por el conflicto social y por el desarrollo de megaproyectos, son algunas de las manifestaciones actuales del problema de la vivienda.
Un negocio rentable para unos, una tragedia cotidiana para muchos otros. Conglomerados empresariales como el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), la Organización Luis Carlos Sarmiento Ángulo, la Organización Ardila Lülle, el grupo Bolívar y el grupo Santo Domingo acumulan y acumulan exorbitantes ganancias cada año. Una compañía como Bancolombia (parte del GEA), recibió durante 2013 la cifra de $17.828.136.000.000 en ingresos. Para ese mismo año, Cementos Argos acumuló en ingresos $1.882.331.000.000, el Grupo Aval $1.785.108.000.000, el Banco Davivienda $7.985.311.000.000, la Constructora Bolívar Bogotá $80.516.000.000. Prosperidad para un puñado de conglomerados empresariales y sus compañías. ¿Qué queda para los habitantes de los sectores populares de la ciudad?
Las compañías antes mencionadas tienen una directa relación con la vivienda en las ciudades y los mercados establecidos a través de la financiación, la especulación y la construcción. Esas compañías elevan sus ingresos anuales a partir del encarecimiento de la vivienda, la especulación inmobiliaria, las trampas crediticias y los crímenes financieros, un voraz mercado con nuestros territorios y sus bienes naturales, el encarecimiento de insumos para la construcción y la cotidiana confabulación con autoridades públicas y el sistema judicial para el desalojo de familias de sus hogares. Situaciones que son manifestación de un conflicto social en el cual, para nada, resultan ajenas las ciudades. Una situación estrechamente ligada a las consecuencias de la globalización neoliberal y el casino en que se ha convertido el sistema financiero, pues mientras aumenta la rentabilidad de los negocios de algunos, los 1700 millones de sin techo y mal alojados en el mundo, de aquí al año 2020, se acercan rápidamente ilustrando el fracaso del Objetivo del Milenio no. 7-11 (“Haber mejorado considerablemente, para el año 2020, la vida de por lo menos 100 millones de habitantes de tugurios”).
En consecuencia, desde el MOVIMIENTO 18 DE DICIEMBRE, iniciativa que venimos construyendo organizaciones y procesos que nos movilizamos en defensa del derecho a una vivienda digna y en contra de los desalojos, comprendemos que el problema de la vivienda en nuestras ciudades tiene como una de sus raíces más importantes el hecho de que ella está concebida no como un derecho o un medio de realización humana, sino como una mercancía, como un bien de cambio, como un producto susceptible de ser comprado, rematado, robado y vendido, y por lo tanto, sujeto a la ley de la oferta y la demanda, donde el mercader o los carteles del remate buscarán siempre obtener el máximo beneficio en el menor tiempo posible, sin importar las implicaciones sociales, políticas o ambientales. No podremos hablar de paz, ni mucho menos de justicia social, si mientras se realizan eventos como este IX GRAN SALÓN INMOBILIARIO, en los barrios avanzan las diligencias de desalojo despojando a las familias de sus viviendas, de su honra y de su derecho a vivir con tranquilidad. En Octubre, mes de JORNADAS CERO DESALOJOS a nivel global, nos manifestaremos creativa y contundentemente por una paz en la que se redefina la noción de vivienda, UNA PAZ CON JUSTICIA SOCIAL, CON VIVIENDA DIGNA PARA TODOS, SIN ESPECULACIÓN CON NUESTRAS CASAS O TERRITORIOS, NI DESALOJOS EN NUESTROS BARRIOS.
¡POR LA PAZ CON JUSTICIA SOCIAL, EN NUESTROS BARRIOS, NI UN DESALOJO MÁS!
MOVIMIENTO 18 DE DICIEMBRE (Facebook: Movimiento Popular 18 de Diciembre ; correo-e: niundesalojoennuestrobarrio@gmail.com).