Camboya: Boicot Azúcar sangriento
La tierra es vida. La industria azucarera, que se apropió de tierras, debería terminar con las agresiones hacia los agricultores de Camboya.
Hoy en día, cientos de miles de personas en Camboya están siendo desalojadas de sus casas, de sus granjas, de los bosques y de las áreas pesqueras. El desalojo se debe a que algunos inversores arrasaron con el país para generar una ganancia propia bajo el nombre de ¨desarrollo¨. En las áreas rurales, se concedieron más de dos millones de hectáreas a compañías privadas como concesiones para el desarrollo de las plantaciones agroindustriales.
La industria azucarera fue una de las que más perjudicó a Camboya y la que comenzó esta crisis de acaparramiento de tierras. En los últimos años, se concedieron al menos 75 mil hectáreas en forma de concesiones económicas de tierra a compañías privadas para producir azúcar industrial. Estas concesiones produjeron la destrucción de bosques protegidos, la contaminación de fuentes de agua y también el desplazamiento forzado y la expropiación de miles de personas en las provincias de Koh Kong, Kampong Speu, Oddar Meanchey y Svay Rieng.
Se destruyeron muchas cosechas. Se mataron muchos animales. Las casas quedaron hechas cenizas. Se destituyeron a miles de personas. Algunas terminaron en la cárcel por querer protestar.
A pesar de la cantidad de pruebas que existen sobre estos delitos, no se responsabilizó como culpable a ningún de individuo o compañía.
Mientas tanto, este azúcar, manchado por agresiones graves a los derechos humanos, se exporta a Europa, en donde los proveedores y los importadores reciben beneficios comerciales exclusivos por medio de la iniciativa Everything But Arms.
Durante los últimos dos años, nos pusimos en contacto con las compañías que producen y que venden el azúcar y que habían expropiado a mucha gente de sus tierras a causa de la instalación de plantaciones. Les solicitamos que les devuelvan a la gente las tierras, las casas y las formas de vida que habían perdido. Enviamos cartas y quejas en contra de Ly Yong Phat, Mitr Pohl, KSL, Ve Wong Group, Tate y Lyle Sugars y su empresa matriz, American Sugar Refining (dueña de la marca Domino Sugar, en los Estados Unidos). Ninguna de estas compañías respondió ni tampoco hizo algo para reparar el daño que causó a las familias de Camboya.
Hoy estamos convocando a los consumidores de todo el mundo a que dejen de comprar los productos de esas empresas. En especial, les pedimos a los consumidores que boicoteen a las compañías Tate and Lyle y Domino Sugar .
Para comenzar con esta campaña, los líderes de comunidades que se vieron afectadas y los integrantes de Clean Sugar Campaign lanzaron un impactante video durante la conferencia de prensa de hoy en Phnom Penh.
Si quieres ver el video, haz clic aquí , o bien busca Taste and Smile? En YouTube.
Míralo. Compártelo. Actúa.
>>> Firma la petición para que Tate and Lyle Sugars y Domino, que obtuvieron sus ganancias con la expropiación de tierras, sepan que no vas a comprar más sus productos hasta que les devuelvan a los granjeros de Camboya todo lo que perdieron.
La campaña Clean Sugar Campaign es una coalición integrada por las comunidades afectadas y por las organizaciones de la sociedad civil, y trabaja con el fin de:
- Terminar con los abusos a los derechos humanos y con el daño medioambiental que causó la industria azucarera en Camboya
- Obtener una resolución justa para los individuos y las comunidades que se vieron afectadas por la industria
- Asegurar beneficios a los granjeros de fincas pequeñas y a las comunidades locales por medio del desarrollo agrícola y de los planes de comercio.
Si deseas más información, visita www.boycottbloodsugar.net o escribe a:
Seng Sokheng - Community Peacebuilding Network - seng.sokheng@gmail.com
Eang Vuthy - Equitable Camboya - vuthy@equitableCamboya.org
David Pred - Inclusive Development International - david@inclusivedevelopment.net
Lugar al que se aplica este artículo
Los(las) siguientes Traductores(as) Voluntarios(as) por el derecho a la vivienda sin fronteras de la AIH colaboraron para la traducción de este texto: