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Campaña Cero Desalojos

COMUNICADO: Las ciudades en armonía de verdad: liberémosles del neoliberismo!

Con ocasión de la Jornada Mundial del Hábitat, celebrada por UN-Hábitat el 6 de octubre de 2008, bajo el lema “Ciudades en armonía”, la Alianza Internacional de Habitantes, red global en pro del derecho a la vivienda sin fronteras, ha difundido un comunicado muy crítico que propone un nuevo Pacto Social Urbano defendido por las Jornadas Mundiales Cero Desalojos.

Tres cifras clave a nivel global deben ser tomadas en cuenta hoy en día para comprender y saber enfrentarse a la crisis mundial de viviendas: La primera, 1,14 cuatrillones de dólares (¡un 1 con 15 ceros!) de instrumentos financieros derivados, es decir, el PIB mundial de 20 años, son la base de la más grave crisis financiera del último siglo y de esta burbuja económica, de la cual nadie sabe cómo salir. La segunda, 2,6 trillones de dólares de deuda externa, de los cuales 523 mil millones afectan a los países más desfavorecidos que se empobrecen, cada vez más, siguiendo la receta del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. La tercera, más de mil millones de personas que no tienen vivienda o viven en malas condiciones, cifra que se prevé aumente a 1,7 mil millones de ahora al año 2020, reflejan así el fracaso del Objetivo del Milenio 7-11.

Las primeras cifras, que alimentan en gran parte el enorme número de gente sin techo, son el fruto envenenado de la confianza creada en el sistema neoliberal que, dejando actuar a los inversores sin escrúpulos, produce la huida del campo, la explosión urbanística, la exclusión de los habitantes en la construcción de ciudades.

Son cifras que claman el sufrimiento de cientos de millones de personas, especialmente aquellas decenas de millones de expulsados o amenazados de desalojo. También en lugares dónde las expulsiones son ilegales, ya que violan el artículo 11 del Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ratificado asimismo por los más de 65 países (desarrollados o no, sin distinción) dónde esta práctica inhumana ha sido censada durante los últimos 12 meses. ¿Hace falta recordar los 2 millones de familias al borde de perder su vivienda por culpa de la crisis inmobiliaria en los Estados Unidos o, incluso, a las 700.000 personas que ya la han perdido en Zimbabwe durante la operación Murambatsvina?

Por razones cómo éstas, no estamos particularmente conmovidos por la decisión de UN-Hábitat de celebrar la Jornada del Hábitat en Luanda, ciudad afectada por las expulsiones masivas derivadas de las inversiones extranjeras, o por la realización del 4º Foro Urbano Mundial en Nanking (del 3 al 6 de noviembre de este año), ciudad modernizada a golpe de excavadoras y “desplazamientos” en nombre de la lógica que va alejando a los habitantes de la toma de sus propias decisiones de futuro.

Nosotros protestamos sobretodo por la ideología sobre la que se fundamenta el neoliberismo, que empuja a UN-Hábitat a buscar más y más cooperación y a decidir las prioridades de la inversión privada. El mismo neoliberismo que reivindica las privatizaciones de las tierras y de los servicios públicos, tomados en cuenta por el valor que pueden añadir a los instrumentos financieros sin futuro y no tanto por su eficacia para hacer frente a la crisis urbanística.

En efecto, ¿para qué continuar creando esperanzas en un sector que sobrevive sobre la nada, llamada por ejemplo Fondos de Inversión Libre (hedge funds) o paraísos fiscales, y que oculta y alimenta las bases de las injusticias sociales?

¿Dónde se encuentra la eficacia del respeto al derecho de vivienda de Global Compact, propuesto por UN-Hábitat a un sector que teoriza sobre la destrucción de las viviendas desocupadas y los barrios no rentables para luego retomar el precio de la inmobiliaria afectada por la explosión de la burbuja inmobiliaria?

¿No será mejor reforzar ciertos instrumentos de Naciones Unidas, tales como el Relator Especial para el derecho a la vivienda y el Grupo Consultivo sobre los Desalojos (UN-AGFE), que ya han demostrado su eficacia?

¿Por qué comprometerse a hacer “solventes” a los pobres que deben pagar la hipoteca de su vivienda cuando el sistema bancario no muestra indicios de merecer ninguna confianza? ¿No sería más beneficioso constituir Fondos populares por tierra y viviendas financiados por la cancelación de la deuda externa?

Por estas razones, la Alianza Internacional de Habitantes organiza paralelamente las Jornadas Mundiales Cero Desalojos, decenas de iniciativas en todos los continentes durante el mes de octubre.

Estas Jornadas son la base para hacer un llamamiento a todas las personas interesadas que deseen construir conjuntamente un nuevo Pacto Social fundamentado en el respeto de los derechos humanos y en los niveles de exigencia de cada habitante, así como en el desarrollo de políticas públicas capaces de oponerse al mercado.

Un pacto solidario entre organizaciones de habitantes, poderes públicos, profesionales del sector, que acuerden un control público y participen en pro de la construcción y gestión de las ciudades, la tasación de las operaciones inmobiliarias especulativas o incluso en lo referente a los inmuebles o terrenos desocupados, la cancelación de la deuda externa de los países pobres a cambio de políticas de vivienda y urbanísticas inclusivas y sostenibles para el medio ambiente.

Una oportunidad única para intentar enmendar el destino de las ciudades y como consecuencia crear las condiciones culturales, sociales, políticas y económicas para que los habitantes puedan ser hacedores de su futuro.

Movilizaciones y luchas avanzan, con una etapa de verificación compartida en 2011, el año de la Asamblea Mundial de los Habitantes.

6 de Octubre de 2008